La actividad económica que se genera en torno al negocio de una farmacia se ha caracterizado a lo largo de muchos años por su estabilidad y su singular fortaleza. El compromiso ético con la función socia que desempeñan, así como su vínculo con el sector sanitario, juegan un papel esencial en este tipo de locales.
Y esto implica un grado de transparencia y una exigencia en el servicio y en la atención al cliente que desgraciadamente no se presentan con tanta frecuencia como quisiéramos en la mayoría de los sectores.